El sistema de gobierno de los Austrias estuvo basado en buena medida en las instituciones creadas por los Reyes Católicos, pero aumentando su complejidad. Uno de los pilares del Imperio fue el sistema polisinodial basado en una serie de consejos, órganos de administración central encargados de asesorar al monarca y con determinadas funciones según materias y territorios.
La organización de todos estos consejos era muy semejante al frente figuraba un presidente o gobernador; reunían a consejeros togados (letrados) y consejeros de capa y espada (nobles); por último incluían diversos oficiales inferiores como escribanos, tesoreros, alguaciles... La importancia y urgencia de algunos asuntos obligó a la institución de Juntas, especies de comités específicos para asesorar al monarca en materias muy concretas.
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