domingo, 26 de abril de 2015

CIUDAD RODRIGO



Ciudad Rodrigo se encuentra situada al suroeste de la provincia de Salamanca, de cuya capital dista algo más de ochenta kilómetros, a muy pocos kilómetros de la frontera portuguesa por el oeste y también a pocos kilómetros del límite de Cáceres por el Sur. La configuración urbana de Ciudad Rodrigo actual se debe precisamente a esa encrucijada en que se encuentra situada, situación fronteriza y por ende guerrera.

Primitivo castro vetón fortificado, que a decir de algunos historiadores llevó el nombre de Miróbriga, fue conquistada por romanos que, entre otros vestigios, dejaron las tres monumentales columnas que hoy forman el escudo heráldico de la Ciudad, haciendo de ella un punto neurálgico para sus campañas contra las guerrillas lusitanas.

Las invasiones bárbaras la destruirían, volviendo a resurgir aunque con menos pujanza para ser nuevamente asolada por los árabes.Tras un intento de repoblación en tiempos de Alfonso VI a cargo del Conde D. Rodrigo, de donde toma su actual nombre, no sería repoblada definitivamente hasta el año 1.161 por Fernando II de León, como baluarte contra el enemigo musulmán, así como contra el naciente reino portugués.
Este rey sería el gran benefactor de la Ciudad, la rodearía de murallas, que aunque reformadas, principalmente en el siglo XVIII, aun circundan la Ciudad. La dotaría igualmente de silla episcopal, iniciando la construcción de una magnífica catedral.Los siglos XV y XVI serían los de mayor esplendor de la Ciudad, construyéndose innumerables monumentos religiosos, así como multitud de palacios y casas solariegas, muchas de las cuales aun se conservan dándole a la Ciudad un especial aire señorial.


Entre los monumentos religiosos habría que destacar, además de la Catedral, por supuesto, la Capilla de Cerralbo, de estilo herreriano, mandada construir por el Cardenal Pacheco, la iglesia de la Venerable Orden Tercera, neoclásica o la iglesia de San Pedro-San Isidoro, donde confluyen estilos tan diversos como el románico, el mudéjar, el gótico, el renacentista y el neoclásico.
De los edificios civiles destacan varios palacios como por ejemplo la Casa de los Águila, el palacio del I Marqués de Cerralbo y la Casa de los Castro. Son también muy interesantes el Ayuntamiento, la antigua Audiencia, el Hospital de la Pasión (uno de los más antiguos del mundo que continúa prestando sus servicios) y entre las obras militares destaca el castillo (hoy Parador de Turismo), levantado por el rey Enrique II, aunque quizá el conjunto monumental más importante sean el foso y muralla, comenzadas a levantar en el siglo XII y que a lo largo de la historia han sido reformadas, especialmente en el siglo XVIII para adaptar sus defensas a la artillería.
Guerras y destrucciones asolarían la Ciudad, la de Secesión de Portugal, la de Sucesión al extinguirse la Casa de Austria y por último, en el siglo pasado la Guerra de la Independencia, que tras un duro asedio de varios meses sería conquistada por los ejércitos napoleónicos. La Ciudad sería liberada meses después por Lord Wellington, al que las Cortes de Cádiz concedieron el título de Duque de Ciudad Rodrigo. Sitio de Ciudad Rodrigo


Después llegaría por fin la paz y desde entonces Ciudad Rodrigo trabaja por ser una Ciudad moderna y dinámica, pero con un enorme respeto a su esplendoroso pasado que trata de conservar a través del estudio de su historia y conservación de su enorme patrimonio monumental. Patrimonio que hizo que en el año 1.944 fuera declarado su recinto amurallado como Monumento Histórico Artístico.

 

REAL FUERTE DE LA CONCEPCIÓN (Aldea del Obispo)

En 1663 ante la necesidad de defender la frontera con Portudal, el duque de Osuna, emprendió la construcción del fuerte, esto ocurrió un 8 de diciembre, de ahí su nombre, Real Fuerte de la Concepción.
Esta primera etapa del fuerte fué breve, ya que tras una derrota de las tropas del duque, principal valedor de la obra, fué destituido de su cargo y desterrado a Almagro. Tras la evacuación de las tropas, en octubre de ese mismo año de1664, el fuerte fué demolido. Aqui termina la breve historia de la primera etapa del fuerte.
No quedó completamente destruido ni abandonado, ya que esporádicamente sirvió de base para distintas tropas.

Comienza su segunda etapa de 1730 a 1735 cuando, por razones estratégicas se vuelve a prestar atención al lugar, Aldea del Obispo, que junto a otras localidades situadas a lo largo de la frontera, formarían un plan de defensa frente a nuestros vecinos.
A mediados de 1736 comenzaron los trabajos de construcción del nuevo fuerte, esta vez pentagonal, siguiendo las tendencias defensivas del S. XVIII. Las obras las dirige el ingeniero Pedro Moreau, aunque a lo largo de la construcción, y por distintas circunstancias, participan otros ilustres arquitectos, como Antonio de Gaver y Juan Giraldo de Chaves o Manuel de Larra Churriguera.
Las obras se prolongaron por un periodo de treinta años.

Desde su primitiva construcción, el fuerte fué parte de varios conflictos, como pudo ser la guerra de sucesión del S. XVII o la Guerra de la Independencia a principios del XIX, aunque bien es cierto que nunca entro en combate.
Durante la Guerra de la Independencia, fue parcialmente destruído en 1808 por los francecses.
Finalmente a mediados de 1810, el general inglés Robert Crawford, ante la amenaza de los franceses que habían iniciado la invasión de Portugal, y para que no puedieran usarlo para su beneficio, mandó volar el fuerte. 
 
Con posterioridad, las ruinas del fuerte fueron usadas como cantera por los lugareños, lo que provocó tantos o más daños que la voladura de los ingleses.



ALMEIDA



Durante la Edad Media, creció alrededor de un castillo perteneciente al Reino de León. Por el Tratado de Alcañices de 1297 entre el rey Fernando IV de Castilla y el rey Dionisio I de Portugal, Almeida pasó del Reino de León al de Portugal. Tras lo cual, recibió carta foral de D. Dinis.


Plaza fuerte de Almeida
La actual estructura de la Plaza Fuerte de Almeida se remonta al siglo XVII durante la Guerra de Restauración portuguesa, ya que fue trasformada en una imponente fortaleza. Las obras se iniciaron en 1641 por el Gobernador Militar de la Provincia de la Riba, Alvaro Abranches, y se concluyeron definitivamente en 1747 por el Conde de Lippe.

Almeida sufrió importantes cercos en 1762, durante la Guerra de los Siete Años y en 1810 durante la Guerra Peninsular. Concretamente, durante la tercera y última invasión en suelo portugués, los ejércitos franceses comandados por el mariscal André Masséna conquistaron la plaza fuerte de Almeida en agosto de 1810 penetrando en el norte de Portugal. El sitio acabó con una explosión del polvorín, por impacto de un obús francés, que mató a 500 defensores y destruyó gran parte del pueblo. Tras la conquista, el ejército francés se dirigió al centro de Portugal, dándose lugar la Batalla de Buçaco.



Plaza fuerte de Almeida: con forma de estrella de 12 puntas (hexágono doble) con seis baluartes e igual número de revellines. Está rodeada de un foso de 12 metros de ancho, a lo largo de un perímetro de 2,5 kilómetros. Durante su momento histórico, la guarnecían 5.000 hombres y poseía más de cien bocas de fuego de diversos calibres. Disponía de compartimentos a prueba de bomba y de casamatas, en las que se podía acoger a la guarnición y a los civiles durante los bombardeos, así como polvorines subterráneos y un hospital de sangre, también debidamente protegido.