domingo, 12 de noviembre de 2017

CORONA DE ARAGÓN. Conflictos del siglo XV



Las dificultades económicas y financieras coincidieron con un problema de sucesión dinástica, tras la muerte sin descendencia directa, de Martín el Humano (1410), último monarca de la Casa de Barcelona. La crisis política se resolvió mediante el Compromiso de Caspe (1412). Se reunieron tres representantes de los tres territorios (Aragón, Valencia y Cataluña) para elegir en dicha ciudad al monarca entre distintos candidatos. Se nombró finalmente a Fernando de Antequera, con lo que una rama de los Trastámara castellanos pasó a gobernar en la Corona de Aragón.


 Los Trastámara intentaron reforzar la autoridad monárquica y adoptaron disposiciones contrarias a las leyes tradicionales aragonesas.  Esto supuso la oposición de las clases privilegiadas: Alfonso V, el Magnánimo, busco el apoyo de los payenses remensas contra la nobleza. Suspendió provisionalmente la servidumbre mediante la  Sentencia Interlocultoria (1455). Juan II de Aragón, continuó el enfrentamiento entre la monarquía, apoyada por los remensas y las clases populares urbanas, frente a la clases dirigentes de Cataluña.

 

Degeneró en una Guerra Civil (1462-1472), donde se defendía distintos intereses: Fue un conflicto político: La Generalitat, defendía los intereses de las clases dirigentes de Cataluña y se enfrentó con la monarquía, que pretendía acabar con la tradición de pactismo e imponer la autoridad real. Fue un conflicto social: La monarquía apoyó a los campesinos de remensas para frenar las aspiraciones de la nobleza. Fue un conflicto urbano: Enfrentamiento por el control del poder municipal en la ciudad de Barcelona. Dos grupos con intereses divergentes: La Busca, agrupaba a artesanos y comerciantes (apoyaba la causa real), contra la Biga, representaba a la oligarquía tradicional (se unieron a la nobleza contra la monarquía).

Juan II logró imponerse y optó por la reconciliación (Paz de Pedralbes, 1472). No dio solución a los problemas que habían provocado la guerra. Fue su hijo Fernando el Católico el que puso al conflicto: El conflicto político entre monarquía e instituciones se resolvió en las Cortes de Barcelona (1480-1481). Se estableció un pactismo moderado: Obligaba al rey a jurar fidelidad a las leyes; y al rey se le otorgaba capacidad de intervención en las instituciones (Generalitat y Consell de Cent). Con la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486) se pacificó el campo: Abolió definitivamente la remensa y los malos usos, se confirmó el régimen señorial.

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