EL PALEOLÍTICO en
la península ibérica se caracteriza por un modo de vida depredador. Los seres humanos no producían alimentos y su
supervivencia se basaba en la caza, la pesca y la recolección de frutos.
Practicaban el nomadismo y se
desplazaban siguiendo los rebaños de animales o cuando las condiciones
climáticas les resultaban desfavorables. Presentaban una organización social colectiva y vivían en pequeños grupos o bandas
sin una clara división del trabajo o jerarquización social. Distinguimos
tres etapas, en función de los utensilios hallados y del tipo de homínido que
vivía:
PALEOLÍTICO INFERIOR
(800.000-90.000 a.
C): Utensilios: Cantos
golpeados para obtener un filo y bifaces. Yacimientos: Torraba y Ambrona
(Soria), con abundantes restos de elefantes, rinocerontes, caballos, ciervos y
bueyes; Bolomor (Valencia)
PALEOLÍTICO MEDIO (90.000-35.000 a. C.): Utensilios: raederas, puntas, denticulados,
cuchillos. Habitado por el “Homo nearderthalensis”. Conocía el fuego y vivía en
cuevas. La práctica de rituales funerarios está documentada en diversos
yacimientos como el de La Cueva
de Morin (Cantabria). Yacimientos en
zonas montañosas de la
Península: El Castillo (Cantabria); Lezetxiki (Guipúzcoa);
Peña Miel (La Rioja)
y L’Arbreda (Girona).
PALEOLÍTICO SUPERIOR
(35.000-10.000 a. C.): Utensilios:
Gran perfeccionamiento y especialización de las industrias líticas, con el uso
de nuevos materiales como el hueso. Aparición
del arte rupestre y mobiliar. Habitado
por el “Homo Sapiens”, muy parecido a la especia actual. Yacimientos: Las Caldas y Tito Bustillo (Asturias); Parpalló
(Valencia); Santimamiñe (Vizcaya) y Urtiaga (Guipúzcoa)
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