La
Península Ibérica
posee gran número de cuevas o abrigos naturales que conservan pinturas y
grabados paleolíticos. Distinguimos dos zonas diferenciadas geográfica y
estilísticamente.
La zona cantábrica. Destacan las cuevas de El Castillo, El
Pindal, Tito Bustillo y sobre todo Altamira, una de las mejores del mundo.
Características: Es una arte figurativo en el que destacan los animales
(bisontes, ciervos, caballos y jabalíes) pintados con técnica naturalista. Las figuras
se hallan superpuestas, sin formar escenas, aunque presentan efectos de volumen y movimiento que derivan
del uso del color y de los alientes de las rocas. Los colores predominantes son
el negro (contornos) y toda una gama de ocres.
La zona levantina. Sobresalen las pinturas en los abrigos al
aire libre, como los de Cogul (Lleida), Albarracín (Teruel) y La Valltorta (Castellón).
Características: Se representan escenas de carácter narrativo (cacerías, danzas
rituales...) con proliferación de figuras humanas estilizadas y esquemáticas. Utilizan
colores planos: rojo y negro.
Significado. Han sido relacionadas con prácticas y
creencias religiosas, para facilitar la caza (se pinta al animal que se quiere
cazar). También se han interpretado las cuevas como santuarios en las que las
pinturas se distribuyen según un orden que se relaciona con prácticas rituales
o existencias de mitos.
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