domingo, 26 de febrero de 2012

4. LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA

Los objetivos de la política borbónica en Las Indias fueron reforzar las estructuras estatales para convertir a las colonias en una fuente de riqueza e ingresos para la metrópoli; y explotarlas con mayor eficacia y protegerlas de los extranjeros y de los propios habitantes del continente americano.

Medidas administrativas y sociales.

Se marginó a los criollos (descendientes de españoles nacidos en América). Se paralizó la venta de cargos y se enviaron funcionares españoles para que se ocuparan de la Administración.  Se creó un nuevo puesto, el intendente, ocupado por generalmente por españoles, que reemplazó a los antiguos gobernadores, corregidores y alcaldes mayores. Se crearon nuevos virreinatos, para permitir un mayor control político y fiscal. El virreinato del Perú se dividió en tres: Nueva Granada, La Plata y el Perú.

Revitalización de la inmigración en la segunda mitad del siglo XVIII, sobre todo del norte de España (vascos, asturianos y gallegos). Controlaban el comercio y se vincularon con la burocracia administrativa, adquiriendo títulos de nobleza y entrando a formar parte de las élites gobernantes.

El debilitamiento de la posición de la Iglesia. La expulsión de los jesuitas tuvo una gran incidencia en América (muchos de ellos eran criollos y su poder económico era muy grande).  En el Paraguay los jesuitas controlaban a los indígenas y habían formado un enclave casi independiente (las reduciones: concentraciones de población indígena creadas por los jesuitas en las llanuras de los ríos Paraguay, Uruguay y Paraná. En ellas se evangelizaba a los indios y se les instruía. Estos enclaves fueron tan criticados como admirados por los ilustrados.), que había provocado incidentes diplomáticos entre España y Portugal.

Creación de un ejército permanente. Se trataba de disponer de fuerzas de defensa contra los británicos.  Se permitió a los criollos y los mestizos incorporarse al ejército. Paradójicamente la Administración española en las colonias era defendida por un ejército americano.

El incremento de la presión fiscal. Se elevaron los impuestos y el Estado amplió su monopolio a productos como el tabaco, los aguardientes o la pólvora. Aumentaron los ingresos del Estado, pero también el descontento de los criollos y de los indios, que estaban sometidos a una doble explotación: de las oligarquías locales y la de los impuestos.

La represión de las revueltas. La expulsión de los jesuitas y las nuevas medidas administrativas y fiscales provocaron disturbios. Los disturbios más importantes fueron los de 1780-1783. Se iniciaron en Nueva Granada con la protesta de criollos y  mestizos (“Comuneros de Socorro”) contra los impuestos. En Perú y Bolivia se convirtieron  en una revuelta de indígenas. Los disturbios fueron dirigidos por José Gabriel Condorcanqui, (Túpac Amaru), nombre que tomó de un antepasado suyo, último soberano inca que resistió a los españoles en el siglo XVII. Tras su muerte las sublevación continuó en Bolivia encabezada por Túpac Catari, cuyas tropas fueron derrotadas por las autoridades colonias y los propios criollos. Estos incidentes reforzaron los sectores más conservadores de Perú.

Medidas comerciales:

Se pretendía revitalizar el comercio con el objetivo de hacer de América un centro exportador de materias primas e importador de productos industriales españoles (ideas mercantilistas). América se convertía en un mercado colonial para la economía española. La Corona aumentaría sus ingresos y poder. Era imprescindible eliminar la competencia extranjera en el área. Acabar con la industria de las colonias para que estas se abastecieran de manufacturas fabricadas en la península; Suprimir el monopolio de Sevilla y Cádiz en el comercio con las Indias, permitiendo que los intercambios comerciales intervinieran otros puertos y regiones españolas.

Se tomaron las siguientes medidas. Se trasladó la Casa de Contratación desde Sevilla a Cádiz (1717), ciudad más adecuada para gestionar la Carrera de Indias. Se autorizó a las compañías comerciales para que explotasen en régimen de monopolio algunas áreas y productos colonias. Ejemplo la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728), que obtenía el cacao de Venezuela.

Se combatieron las intromisiones comerciales y el contrabando de otros países, especialmente del Reino Unido. Se logró la supresión del monopolio del tráfico de esclavos y del navío de permiso a los británicos. Se extendió el método de navíos de registro (barcos que navegaban aisladamente, eludiendo con más facilidad a los buques enemigos, que partían a América con mayor regularidad), que sustituyeron a las flotas y convoyes que eran blanco frecuente de los ataques británicos en las guerras entre España y el Reino Unido. El volumen del comercio español con América creció de manera considerable a partir de 1740.

Se suprimió el monopolio gaditano. En 1765, nuevos puertos españoles recibieron autorización para realzar intercambios comerciales con las islas Antillas. En 1778 el Reglamento de libre comercio permitía a trece puertos españoles comerciar con 24 puertos americanos. Esta medida pretendía aumentar los ingresos del Estado a través de impuestos y tarifas comerciales. Los intercambios aumentaron, pero la mayoría de los productos eran importados a la península ibérica desde el extranjero y luego reexportados a América. La apertura del comercio benefició a algunas ciudades como Barcelona (10% del comercio peninsular), donde la mayoría de los productos: aguardiente, telas, vino) eran españoles.

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