Entre
los siglos XI y XIII, los reinos cristianos experimentaron un despertar cultural fomentado por un
doble estímulo: La apertura al resto de Europa occidental, gracias al Camino de Santiago, facilitó la entrada
del románico y del gótico; y el contacto
más estrecho con Al-Andalus contribuyó a la transmisión de conocimientos.
Colaboración
entre los cristianos con las minorías religiosas mudéjares y judías proporcionó
un aspecto original a la cultura de
los clérigos de la península. Guardaron a lo largo del tiempo manuscritos
árabes llevados a los reinos cristianos por mozárabes emigrados. A medida que
la expansión cristiana avanzaba hacia el sur numerosos textos árabes que recogían el saber de griegos, romanos,
hindúes, persas, musulmanes y judíos fueron difundidos por monasterios y
catedrales de toda Europa a través del Camino del Santiago.
En
el siglo XII cruzaron los Pirineos estudiosos que comenzaron a colaborar con
sus colegas musulmanes, judíos y cristianos de la península ibérica. Los tres
núcleos culturales más importantes fueron: Barcelona; El valle del Ebro (Nájera
en La Rioja; y
Tarazona en Zaragoza); y Toledo, con la Escuela de Traductores, que llegó a su apogeo
bajo el reinado de Alfonso X el Sabio de Castilla, durante la segunda mitad del
siglo XIII.
Los
textos árabes procedentes de
Al-Andalus contribuyeron de forma decisiva a difundir a Occidente gran parte
del pensamiento griego (Euclidés,
Ptolomeo, Galeno, Aristóteles). Las aportaciones musulmanas (Averroes y Avicena) y judías (Maimónides) habían hecho a las
distintas ramas del saber (filosofía, la ciencia y la teología) muy vinculadas
entre sí en esta época. En el campo de
las matemáticas, los textos árabes difundieron los números arábigos en el
Occidente cristiano. Se tradujo el Corán, la colección de cuentos hindúes
Calila e Dimna, de gran éxito literario, y las técnicas del ajedrez indopersa.
Los
textos árabes eran traducidos a lengua vernácula y el luego al latín, gracias a
lo cual la literatura castellana, gallega y catalana experimentaron un notable
impulso: Durante el siglo XIII apareció
el primer manuscrito castellano del Cantar
del Mio Cid (1207); Gonzalo de
Berceo escribió diversas vidas de santos y poemas religiosos; Alfonso X
sustituyó el latín por el castellano como idioma oficial; y la lengua gallega
adoptó forma escrita a través de la poesía con las cantigas, mientras en
mallorquín Ramón Llull escribió en
catalán.
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